En otoño e invierno el tiempo ha sido propicio y generoso en lluvias y nieve. Los trabajos en los campos se han podido hacer finalmente en su totalidad. El resultado ha sido que, con la llegada de la primavera, a finales del mes de marzo, los almendros y demás árboles frutales han florecido llenando el paisaje de una explosión de color. El fondo verde, se mezcla con el blanco y el rosado, característico de los árboles frutales.
Si todo va bien y no surge ningún imprevisto climatológico, la floración augura una buena cosecha para esta campaña.